Cómo interpretamos la realidad

La realidad de las cosas es la que es.

La realidad de lo que nosotros creemos que ocurre es otra.

Y la realidad de lo que ven los demás es otra también.

¿Eres consciente de que tu realidad es la que tú percibes o interpretas?

Desde la Psicología existen varias formas de explicar esto.

A nuestro cerebro no le gusta nada que algo no encaje (¿a quién sí? 😉), necesita tener todas las piezas bien ordenadas. Así que cuando esto no es así, busca herramientas o modos de que el puzzle tenga sentido…para él.

A esto le llamamos disonancia cognitiva, cuya teoría planteó el psicólogo social Leon Festinger en 1957, que no es otra cosa que asegurar la coherencia entre nuestras creencias, actitudes y conductas. Con el fin de mantener esa armonía que todos buscamos, las personas hacemos frente a la incoherencia (cuando aparece) tratando de evitarla.

Esa contradicción también se evita dándole poca importancia al asunto o eliminando los pensamientos sobre ello.

Se da en esas situaciones que vivimos cada día, cuando buscamos argumentos o elaboramos nuestros pensamientos llevándolos a nuestro terreno, con el único fin de todo encaje.

En esos momentos perdemos la objetividad porque necesitamos creernos eso que nos decimos, no queremos entrar en un conflicto interno.

¿No te ha pasado muchas veces?

Cuando te dices:

“bueno, quizá no haya hecho tan mal en decirle esto”

“si lo miras bien, es lo mejor que podía pasar”

“lo ha hecho para fastidiarme, es así de egoísta”

“total, se puede hacer una excepción conmigo”

“bueno, tampoco pasa nada si no hago esto ahora”

Nos reafirmamos viendo las cosas desde nuestro prisma porque nos beneficia para nuestra paz interior.

Es algo lógico y normal, forma parte del ser humano y se da en muchas mas ocasiones de las que imaginamos. A veces en temas sin importancia de nuestro día a día: cuando comes demasiado estando a dieta y te dices “bueno, por un día no pasa nada, ya lo compenso mañana”. Cuando no te apetece ir a hacer deporte y te dices: “es que hoy se me complica porque no tengo tiempo o estoy muy cansado”.

Pero sí es cierto que la disonancia se puede complicar en temas importantes: imagina trabajos en los que entra en conflicto lo que debes hacer con tus valores. Por ejemplo, un comercial que es consciente de que su producto no es bueno, pero tiene que venderlo para no perder su trabajo. Aquí tendrá que autoconvencerse con argumentos de peso que le lleven a aliviar esa disonancia.

En otras situaciones surge la disonancia cuando queremos justificar un comportamiento del que no estamos orgullosos y atribuimos la causa a que la situación nos llevó a ello, que otra persona tiene la culpa o que era la única opción sin remedio. Nos autoengañamos, al fin y al cabo.

Es normal, nos alivia, hace que dejemos de rumiar pensamientos continuos sobre algo que está hecho, nos aleja del sentimiento de culpa y deja paso a la armonía que buscamos.

¿Cómo hacemos frente a esto?

  • Siendo conscientes de la realidad: nos guste o no. ¡Ojo! Realista se confunde muchas veces con pesimista o pensamiento negativo. En absoluto.
  • Haciéndonos responsables de nuestros actos: no hace falta fustigarse ni darle mil vueltas a las cosas. Asumimos, aceptamos y vivimos con ello. Hay una gran diferencia entre la aceptación y la resignación 😉
  • Eligiendo nuestra actitud: siempre hay un resquicio del que tirar, una parte que nunca va a escapar a nuestro control. Y es la actitud que quiero tener ante los acontecimientos.
  • Reconocer los sesgos, ser conscientes de que quizás estamos utilizándolos para nuestro propio bien. ¿Y sabes qué?…Que no pasa nada.
  • Analizando las dos caras de la moneda y tomando objetivamente aquello de cada una de ellas.
  • Escuchando la aportación de otras personas, sopesar otros puntos de vista nos ayuda a salir de la realidad que queremos percibir (para bien y para mal).

Es evidente que no podemos hacerlo todo el tiempo, al final la disonancia es un mecanismo de defensa, pero ni todo es blanco ni todo es negro.

Dime si no has percibido mil disonancias en ti y en los demás, a raíz de la situación que estamos viviendo con el coronavirus.

 

 

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