Hace unos días, hice una publicación en LinkedIn en la que hablaba de la satisfacción que sientes cuando pones a dos personas en contacto para desarrollar un proyecto profesional.
Me dí cuenta de que algunas personas habrán pensado si ese es el objetivo de mi trabajo y mi respuesta es no.
Ese es el propósito de mi trabajo.
Los objetivos son medibles y específicos, marcan a dónde quiero llegar y si hago cosas que no me acercan a ellos, es evidente que no los voy a conseguir.
Muy diferente a esto es el propósito, ni lo mides ni lo monetizas. Porque va mucho más allá de metas y objetivos, es la razón de todo, es el último eslabón de la cadena.
Y si no hay propósito, te quedas corto en tu desarrollo profesional.
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