¿Le das suficiente importancia a tu talento?

Hace un mes viajé a Finlandia de vacaciones, un país precioso con un paisaje espectacular.

Te cuento esto porque la idea de este post surgió en el avión de ida a Helsinki.

Leyendo una de las revistas del avión, me llamó la atención una entrevista que le hacían a una periodista finlandesa en la que decía que, el problema de que su país no tuviera tanto turismo como les gustaría, era porque los propios finlandeses no creían que lo bonito de su país fuera a ser valorado en el exterior tanto como ellos lo valoran.

Con esto quería decir que los finlandeses sí que ven maravillosos sus paisajes y aprecian su país, pero no creen que ese interés lo puedan tener también personas de fuera (es una opinión personal de la entrevistada, por supuesto).

Aplicando esto al talento, al desarrollo profesional y a la marca personal me pareció un tema en el que profundizar (y mucho).

Imagínate: tú tienes un talento o haces determinadas cosas muy bien, reconoces ese valor y le das importancia (relativa) pero piensas que solo puede ser valorada o interesar a personas cercanas y que para el resto del mundo no va a ser relevante.

Vamos por partes 😉

DESCUBRES LO BUENO DE TI: AUTOCONOCIMIENTO

El primer paso para tu desarrollo profesional es saber en qué eres bueno. Como sabes, para ello existen diversas herramientas de autoconocimiento.

Ni te imaginas lo importante que es este paso: reconocerlo, escribirlo, sacarle el máximo partido, ser humilde al detectar también tus áreas de mejora y terminar por ponerlo arriba del todo en tu lista de talentos es un ejercicio brutal. Es duro, es bonito, es desesperante y es revelador a partes iguales. Pero sí, es necesario.

Bien, ya lo tienes, lo has descrito y puedes defenderlo de mil maneras, hasta ahí bien.

¿ESO QUE HACES, A QUIÉN LE INTERESA? PROPUESTA DE VALOR

Eres consciente de esas habilidades, fortalezas o capacidades y sabes que te diferencian del resto.

Pero no te atreves a contarlo a mucha gente, porque una cosa es que tú te valores y otra que los demás también lo hagan.

Así que para poder avanzar, debes preguntarte a quién le beneficia lo que sabes hacer y qué problemas le solucionas, para que sepas a qué personas o empresas debes mostrar tu talento.

Con esto tienes tu propuesta de valor definida, tendrás que pensar mucho, darle vueltas (unas cuantas) y hacerte millones de preguntas.

CUÉNTASELO A TU PÚBLICO: MARCA Y VISIBILIDAD

Aquí que entramos en la fase del miedo a mostrarte, a no confiar en que tu talento puede interesar, a volver a pensar en lo bonito de tu país pero quizás a otros no les parezca tanto.

No tienes opción: si quieres saber si algo funciona, tienes que probarlo.

Lo que va a ocurrir ahora es que el resto del mundo va saber cuál es tu marca personal: eso que dicen de ti (por lo que ven y lo que muestras), la percepción que tienen de ti y la huella que dejas.

Y necesitas una estrategia de visibilidad (además de un canal), para llegar a las personas adecuadas, aquellas que te van a recomendar, que te van a contratar o que van a precisar tus servicios.

Asociamos casi siempre la visibilidad a redes sociales. Es cierto que gracias a ellas llegas a muchas personas y el impacto es mayor que en cualquier otro canal, pero si tu estrategia no va por ahí puedes utilizar canales más reducidos y utilizar el 1.0 o el networking presencial para ser más visible.

Esta fase es crucial, por lo que deberás trabajar en estos 3 puntos:

  • Generar confianza: es la única forma de que crean en ti y en lo que ofreces.
  • Conseguir notoriedad: es destacar en lo tuyo, que estés por encima de otros profesionales para que te elijan a ti.
  • Lograr relevancia: que eso que haces sea importante o significativo para los demás.

Esto va unido a unos valores que creo fundamentales:

  • Coherencia: ser de verdad la misma persona que eres que la que dices que eres. Piensa en aquellas personas que venden una imagen positiva y las consideras referentes en su sector… ¿Cuántas veces las conoces en persona o ponen en marcha su “supuesto talento” y nada es lo que parece?
  • Honestidad: con tu trabajo y con los demás. De otra forma ni generarás confianza ni tendrás apoyo por parte de otras personas.
  • Profesionalidad: ser profesional es tener ética, hacer las cosas con calidad y enfocar tus resultados a la mejora continua. Y esto no resta en absoluto a que seas una persona cercana, cordial y sincera. Unir tu parte personal (el cómo eres) con tu parte profesional (qué haces y cómo lo haces) te da un valor incalculable.
  • Generosidad: te aseguro que es prácticamente imposible dejar una huella positiva en los demás si no eres generoso. No puedes pensar solo en ti, es necesario que te vuelques en los demás, que dejes a un lado el ego y la envidia.

MONETIZAR: EVALÚA RESULTADOS

Si crees que ya posees una marca fuerte, estás posicionado donde deseas y rodeado de profesionales de tu sector que te valoran dentro de tu ámbito, el siguiente paso es convertir todo ese trabajo en valor monetario: contrato de trabajo o demanda de tus servicios profesionales.

Ese el objetivo final, el resultado último que lógicamente vas a perseguir: sacarle rendimiento económico a tu marca personal, independientemente del resto de alicientes que te llenan personal y profesionalmente, como esa parte emocional (y vital) también para tu desarrollo profesional.

Si no has llegado a esta fase, puede que algo no haya funcionado:

  • La estrategia que has utilizado

Es frecuente pensar que la estrategia que ves en otras personas, puede funcionar para tu situación o perfil. Pero hay que ser conscientes de que lo que les funciona a otros puede no ser para ti. Redefínela a tu medida, para tu necesidad concreta y, por favor, no copies, inspírate como máximo, pero no copies.

  • El público o empresas a los que debes dirigirte

El feedback puede venir de personas que no son de interés para tu desarrollo profesional, llegas a muchas sí, pero no a las adecuadas. Así que tendrás que dar con la clave exacta para que te encuentren los que quieres que lo hagan y para que esas personas sean las que estás buscando: las que pueden contratarte.

  • Las personas que pueden servir de puente

Suele ocurrir que desechamos el valor que tienen personas que sirven de intermediarias, aquellas que no te pueden ofrecer directamente un contrato o van a demandar tus servicios, pero sí sirven como “recomendadores” o prescriptores. Estos profesionales son imprescindibles para tu visibilidad y debes cuidarlos.

  • El canal utilizado para la visibilidad

Ni todo son redes sociales ni todo es 1.0. Siempre recomiendo utilizar ambos: prueba, observa, evalúa y toma buena nota de dónde se mueven esos profesionales a los que quieres llegar. Entonces decide en qué canal volcar más tus esfuerzos.

Recuerda que la estrategia cambiará en función de cada canal y en ningunos de ellos puedes dejar de lado cómo lo comunicas.

  • Tu propuesta de valor

Bien sea porque no está bien definida, no es específica o no se comprende bien qué puedes hacer por las personas o empresas. Tendemos a dispersarnos.

Responde concretamente a las preguntas: ¿qué hago?, ¿cómo lo hago? y ¿en qué se benefician los demás de ese qué y ese cómo? Pon foco.

Focalizar no significa acotar demasiado y no abrirte a otras posibilidades; significa tener claro tu mensaje, tu público y tu solución.


O puede que lo que no ha funcionado tenga que ver con la pregunta más temida:

¿son reales los valores que quieres transmitir?

 

Foto: Plaza de Rautatientori, Helsinki. Pintura sobre papel film.

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