El efecto Pigmalión tiene que ver con las expectativas, se define como la creencia que tiene una persona de poder influir en el rendimiento de otra o sobre sí mismo.
En el año 1966, Rosenthal y Jacobson realizaron un experimento basado en la teoría de la profecía autocumplida que consistió en lo siguiente:
Les pasaron un test alumnos de un instituto en el que aseguraban que se medía la capacidad intelectual de los alumnos (no era verdad).
Una vez obtenidos los resultados dividieron a los alumnos en dos grupos:
– Grupo A: los que mejores notas habían sacado en este supuesto test de inteligencia.
– Grupo B: los que peor nota habían sacado en el mismo test.
Los grupos no eran realmente así, podríamos decir que estaban incluso hechos al azar ya que la prueba no tenía validez, es decir, no medía lo que debía medir.
¿Qué ocurrió a final de curso?
Que los profesores al tener expectativas más altas con el grupo A, les animaban y esperaban mucho más de ellos que los del grupo B, en el cual, al dar por hecho que eran los “peores”, no esperaban mucho de ellos. Por lo tanto, el grupo A obtuvo unas notas mejores que el B.
Los profesores no se esforzaron mucho con el grupo B, no habían puesto demasiada expectativa.
Esto demuestra que las expectativas que depositamos en los demás, son importantes a la hora de motivar o impulsar determinados comportamientos.
Si tú no esperas mucho de mí, yo no me esforzaré en demostrar lo contrario (hago que tu profecía se cumpla), en cambio si tienes expectativas y confías en mi capacidad yo también lo haré y trataré de no defraudarte.
¿Cómo aplicamos esto a la búsqueda de empleo?
Trasladando esa expectativa a lo que yo espero de mí mismo:
– Si no crees en ti, buscarás mil excusas para justificar por qué no has hecho bien esa entrevista de trabajo que tanto deseabas.
– Si tus expectativas son conformistas “porque está todo fatal” tendrás lo que esperas de la situación, es decir, poco o nada.
– Si los demás te dicen que a tu edad es imposible encontrar trabajo, no les des el gusto de que se cumpla su profecía.
– Si tienes una persona cercana que te anima y te motiva porque sabe que eres muy muy bueno en lo tuyo y lo vas a conseguir, no te despegues de su lado.
– Si otros no lo han conseguido, que sigan esperando, tú te adelantarás a ellos.
– Si otros sí lo han conseguido, que te sirvan como ejemplo de que se puede encontrar empleo a pesar de todo.
Sigo encontrando muchas personas en búsqueda que lo único que necesitan es creer en sí mismas y tener autoconfianza en su capacidad para afrontar una “situación temporal que se va a resolver”, así llamo yo a la búsqueda de empleo. Y gracias a tu actitud y a las expectativas que tengas, la solución llegará mucho antes de lo que imaginas.
Es curioso cómo en los programas personalizados de orientación que realizo, después de la primera sesión empiezan a ocurrir “cosas” (como yo digo). Les empiezan a llamar para entrevistas, ponen el foco en su objetivo y avanzan sin pausa hacia él.
¿Y qué crees que hago yo? En primer lugar, crearles la expectativa y hacer que confíen en que lo van a conseguir. Puedes llamarlo motivación… y no te imaginas el poder que tiene en el desarrollo de las personas. Es el punto clave para pasar de “decir que voy a hacer” a “realmente hacer”.
¿Estás preparado para que tu profecía también se cumpla?
Un comentario en “El efecto Pigmalión aplicado a la búsqueda de empleo”