Este último post del año, he decidido dedicarlo a reflexionar sobre el bloqueo que supone preocuparnos por lo que probablemente “no va a ocurrir”.
Es lo habitual, ante cualquier asunto nos adelantamos a su final, le damos vueltas aunque no vayamos a resolver nada con ello, enumeramos mil posibilidades de que ocurra lo más inverosímil, vemos fantasmas por todos lados y todo esto nos lleva a bloquearnos.
Así que te propongo que te OCUPES cuando las cosas pasen y no te PREOCUPES cuando no han pasado aún. Lo más probable es que existan mínimas posibilidades de que ese trágico final que tienes en tu cabeza ni siquiera vaya a suceder.
Nos preocupamos en exceso cuando tomamos decisiones: nos asalta la duda de si hemos hecho lo correcto, surge la eterna pregunta de “¿qué pasaría si hubiese elegido la otra opción?, nos montamos una película digna de Óscar con personajes, trama y fatal desenlace “en caso de que se dé el peor escenario posible”.
Y no disfrutamos, tratamos de resolver un problema que no existe, adelantamos acontecimientos e invertimos energía en algo que ahora mismo no debería ocupar nuestro tiempo. Mejor ocuparse cuando suceda, que no preocuparse de lo que no ha ocurrido.
Si te preocupas demasiado, te animo a cambiar tu pensamiento por “ya me ocuparé cuando sea necesario” y te invito a reflexionar sobre estos puntos:
– Hay cosas que no puedes controlar y van a ocurrir pase lo que pase (¿para qué preocuparse?, ocúpate y enfréntate a la situación cuando suceda).
– La mayoría de las veces centramos nuestra preocupación en el escenario más negativo y casi seguro el que tiene menos probabilidades de ocurrir.
– Cuando hacemos el guion de nuestra película, solemos escoger el drama. Que sepas que también están las comedias y los musicales, ya puestos a inventar ¡elige algo alegre!
– Piensa si realmente el abanico de preocupaciones te sirve para algo, es decir, si te está dando pistas para resolver el problema cuando realmente ocurra. En muchas ocasiones, ni siquiera tenemos toda la información y por muchas vueltas que le demos, hay datos que son imprescindibles para medir el grado de preocupación.
– Si la preocupación es 100% real y tiene el 100% de probabilidades de ocurrir, vete ya pensando en cómo ocuparte y generar soluciones o alternativas para el momento en que suceda. Dicho de otra forma: pasa a la acción.
– No dejes que nuestro amigo “Y SI” siga formando parte de tu círculo, invítale a marcharse en cuanto le veas aparecer.
En este 2018 que iniciamos…sigue ocupándote de ser feliz, no lo comiences preocupándote por si dejas de serlo.
¡Feliz Año Nuevo!